En matemáticas dos y dos suman cuatro o estamos ante un error. En lo referente a las relaciones humanas, si suman cuatro nos mosqueamos, porque lo habitual es que sumen tres y pico o incluso veintidós. Es obvio pensar que las matemáticas son una ciencia exacta, y en las relaciones humanas los imprevistos y el factor humano, siempre cambiante, hacen que el resultado final sea más o menos previsible, pero raramente exacto.
Este pequeño apunte es sólo para constatar que nuestro mercado, por suerte o por desgracia, pertenece más al mundo de lo inexacto o no siempre previsible. Para ello cuenta con muchos elementos desde la climatología, siempre cambiante y que afecta cosecha y logística, hasta las incertidumbres e incluso los intereses contrapuestos entre compradores y vendedores, aderezado por la presencia de los fondos de inversión, que sólo generan beneficios vendiendo o comprando.
Aplicando todo esto al mercado, digamos que lo lógico era pensar que con los stocks existentes, y teniendo en cuenta que los precios no eran baratos, se esperaba que los mercados cederían algo, o por lo menos no subirían. Nada más lejos de la realidad, los precios han seguido subiendo, alcanzando los 225 €/Tm tanto para el trigo como para el maíz en puerto. Ahora intentemos desentramar lo más complicado: ¿Porqué? Están pesando mucho más las especulaciones que la realidad. Afectan más los rumores sobre tasas de exportación, o se pone duda la próxima cosecha europea debido a la ola de frío (que si bien es cierto que es la mayor ola de frío de los últimos 40 años, pensemos que también es lo natural en esta época del año). Aquí también añadimos los problemas logísticos que están teniendo lugar en el mar Negro, donde la carga de barcos está paralizada debido a las heladas, pero no está siendo una situación más grave que otros años. A esto hay que añadir la crisis financiera que nos acompaña hace ya algunos años con la incertidumbre instalada en los mercados, lo que favorece que el productor (el originador), al tener ciertas dudas sobre la bondad de la próxima cosecha, decida conservar materia prima que le garantiza más estabilidad delante de los cambios bruscos de divisas y la inseguridad de los mercados.
Todo esto nos hace creer que a muy corto plazo, las próximas 4-5 semanas, la tendencia difícilmente cambiará. Estaremos pendientes de las noticias climatológicas y las decisiones políticas hasta que veamos cómo se presenta la cosecha y el tráfico portuario en el mar Negro se regularice. También es cierto que cada vez nos acercamos más a la nueva cosecha, y si nos acompañan las buenas perspectivas en lo que a producción se refiere, el tiempo para colocar los stocks finales de esta campaña cada vez será más corto, lo que puede conllevar una corrección importante de precios.
Todo estos argumentos son los más utilizados y compartidos por la mayor parte de los compradores. ¿La consecuencia directa de este pensamiento colectivo? Las coberturas son muy cortas haciendo imposible, aparentemente, una bajada de precios muy importante; todo dependerá de la necesidad de los vendedores de colocar los excedentes de mercancía antes de nueva cosecha.
En cuanto a la proteína sigue a pies juntillas la misma senda que hemos comentado hasta ahora con los cereales en cuanto a las dificultades de carga en los puertos del mar Negro y Europa del este de colza y girasol. La harina de soja se ve igualmente afectada por las noticias de falta de lluvia en Argentina o por la cotización del petróleo.
En lo que a nuestro país se refiere, comentar que en puertos como Tarragona, por ejemplo, no está prevista la llegada de barcos en las próximas semanas y los stocks de harina de soja son escasos, con el consiguiente aumento de precio del disponible debido a su escasez, presentando un panorama complicado para este mes de febrero, por lo menos de momento. La cuestión es que casi a las puertas de la cosecha, que no pinta nada mal, la especulación también se ha apoderado del mercado, haciendo que los precios hayan aumentado considerablemente hasta llegar a cotizar la harina de soja a 320 €/Tm, la harina de colza alrededor de los 225 €/Tm y la harina de girasol alrededor de 175 €/Tm.
Mal momento para tomar decisiones, es por ello que el mercado ha optado por dar la callada por respuesta, y comprar lo imprescindible y estrictamente necesario para pasar el corto plazo, esperando que las nuevas cosechas o las previsiones de las mismas sitúen el mercado en precios más lógicos.
6 de febrero de 2012